miércoles, 5 de junio de 2013

El rabino perseguido en Guadalajara, siglo XVI

Algunos judíos conversos o criptojudíos escaparon de la península con las oleadas de conquistadores del siglo XVI y el flujo se repitió en los siguientes 300 años pese al auge de las comunidades judías de los Países Bajos.  América era para los marranos o sefarditas un espacio donde podían recrear también su “Nuevo Mundo”. A veces comprando los pasaportes y a veces cuidados por las mismas autoridades, familias de judíos conversos se embarcaron en la aventura de América.

Guadalajara allá por los años de la segunda década del siglo XVI, cuando aún era nueva, fue testigo de uno de los épicos escapes del que pudo haber sido un rabino del siglo XVI.  Pero su caso nos deja ver que no era el único y que además, recibió ayuda de otros habitantes de la ciudad que aún contra las autoridades establecidas hicieron lo posible por permitir que el denunciado escapara.

Juan Bautista de Corvera se dedicaba al comercio del cacao y era poeta. En 1564 visitó Guadalajara para cobrar ciertas cuentas que tenían vecinos tapatíos con comerciantes de la ciudad de México.  En una reunión donde se encontraba Lope de Cisneros, vecino de la ciudad, declamó la “Pregunta” compuesta por un autor de apellido Eslava:

“Milenio contra Apolindo.
La fuerza que es más fuerte te domeñe
El duro corazón rebelde y fiero
Ésta tus ojos abra compañero
Y a discernir el bien del mal te enseñe.
Aquestas tus potencias así empeñe
Que conocerte haga lo que es vero,
Y el bien de que ora estás tan extranjero
Después que le apetezcas te desdeñe.
La blasfemia pagues que hablaste
Delante de un espíritu del cielo,
Bajando hermosura tan subida
Que por honra de Dios está en el suelo,
Así mismo te culpes que pensaste
Tratar de una verdad tan conocida”

“Milenio” representa al cristiano viejo y “Apolindo” al cristiano nuevo.  A grandes rasgos el poema habla del judío que por fuerza ha abandonado su fe para convertirse en católico.  El poema fue declamado en una reunión donde se encontró Alonso Alvarez de Espinosa de 60 años, minero de Xocotlán que tenía deudas con Corvera y Lope de Cisneros. Este último pide a Corvera por escrito lo declamado y lo presentó al chantre de la catedral Alonso de Miranda y al presidente del cabildo Correa, los dos le advierten tenga cuidado. El documento cae en manos del Dr. Alarcón y el provisor del Santo Oficio de apellido Rincón en la catedral y mandan que Corvera se presente al siguiente día ante él.  Rincón falleció dos o tres días después.

Se desató luego una encarnizada puja en la almoneda de los bienes de difunto entre el canónigo Urieta y Corvera.  Urieta cree que la “glosa” está sobrevaluada y la deja para Corvera pero llama la atención del Canónigo y antes de entregarla la lee.  Apoyado por Alvarez, Corvera es denunciado ante el obispo Pedro de Ayala quien solicita la presencia como testigo de Lope de Cisneros.

El testigo no supo que hacer y habla de lo ocurrido en la reunión donde se declamó la “Pregunta” y argumenta que no entiende nada de lo que se dice.  El Obispo cita entonces a Corvera y al licenciado Jerónimo Lossada, dueño de la casa donde se hizo la reunión.  El último es rápidamente exonerado sin cuestionamiento alguno pero, los testimonios de Juan de Aranda, hunden a Corvera.  Ayala manda Aranda que dé aviso de la detención al lic. Alonso de Oseguera porque no hay cárcel de la Inquisición.  Oseguera manda a Aranda con Juan Sánchez y Juan Sánchez lo regresa con Ayala para que le dé una orden por escrito.

Al regreso con la orden escrita, Aranda descubre que Lope de Cisneros y Corvera pasean plácidamente por la plaza platicando con otros hombres.  Oseguera y Juan Sánchez dan suficiente tiempo al denunciado para que escape.  Corvera sigue prófugo unos días después cuando Juan Sánchez en compañía de Aranda se presentan a la casa de un tal Baeza donde encuentra al licenciado Oseguera con quien cruzan palabras que Aranda no puede oír.  El obispo Ayala llega de improviso y entra en busca de Corvera y no lo encuentra. El grupo encabezado por Sánchez, ya sin el obispo, salen a busca a Corvera y se encuentran de nuevo con el licenciado Oseguera quien les dice que Corvera acaba de salir camino para México.  Aranda descubre que Corvera acaba de salir de casa de Esteban Ginovés y se informa allí que el denunciado anda por la plaza.  Al grupo se une Pedro de Baeza cuando Corvera se entrega voluntariamente a la justicia.

Escenario del escape de Corvera, un posible rabino en la Guadalajara del siglo XVI, la actual plaza fundadores sigue teniendo de fondo la primera catedral de la ciudad que hoy se conoce como Santa María de Gracia.


Al denunciado solo se le puede incautar una silla estradiota de su propiedad que estaba en casa de Lope de Cisneros.  Del dinero cobrado por las deudas, nada.  Aranda dice que en la huerta de Urbina hay tres caballos propiedad de él pero Bernaldino Vazquez y un hombre de apellido Tovar aseguran conocerlo pero niegan que los caballos sean de él y aseveran son propiedad del licenciado Oseguera.  La “silla estradiota” vuelve a su dueño original quien es finalmente liberado el 30 de mayo 1564 cuando Pedro de Ayala comprueba que Corvera no es el autor de la “Pregunta” y tras pagar una multa de mil pesos.

En el proceso intervienen varios personajes que no solo se conocen entre sí si no que también se protegen y lo hacen con Corvera quien los visita regularmente.  Lope de Cisneros, Pedro Baeza, Diego Guzmán y Vicente Saldívar vecinos de Guadalajara tienen una relación cercana con los canónigos Alonso de Miranda y el doctor Alarcón sin contar con la ayuda del licenciado Oseguera.  Al grupo hay que añadir a Esteban Ginovés y Alonso Vera.  En casa de cada uno de ellos fue hospedado Corvera y todos participan en el ocultamiento de Corvera dando tiempo suficiente para que esconda sus propiedades antes de ser apresado y sus pocos o muchos caudales caigan en manos de la Inquisición.  A pesar de que Aranda prueba en el juicio que Corvera fue protegido por todo el círculo amistoso tapatío y no se tocó a ninguno de los implicados ¿Tenían todos negocios de tanta valía como para esconder de la Inquisición a Juan Bautista de Corvera? ¿Eran acaso miembros de un grupo selecto del que sabemos se reunía de vez en cuando?





 Uchmany, Eva Alexandra...
 Villaseñor Bordes, Ruben, La Inqiusición en la Nueva Galicia,Banco Refaccionario, Guadalajara, México, 1959

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