miércoles, 27 de marzo de 2013

Los criptoJUDÍOS en la América virreinal

La conquista del Nuevo Mundo abrió muchas posibilidades a la perseguida comunidad criptojudía de España y Portugal.  Desde la obligatoriedad de la conversión al catolicismo en 1391 y las posteriores persecuciones provocadas por ministros católicos encendidos como san Vicente Ferrer, el Nuevo Mundo representó una oportunidad maravillosa para la recuperación de las comunidades sefardíes.  Las ordenanzas de prohibición de paso a los judaizantes o descendientes de judíos no fueron aplicadas con tanto rigor.  En algunos casos, la misma Corte violó sus ordenanzas para permitir el paso franco a criptojudíos a América.  Las ordenanzas de 1541 no fueron aplicadas porque, al parecer, había tantos descendientes practicantes de judíos entre los españoles que vinieron a hacer la América, que el propio Hernán Cortés temía que si la aplicaba se hiciera una revuelta catastrófica.  Las ordenanzas de 1571 de Felipe II fueron más claras pero fueron también ignoradas en parte.  La saga de las familias criptojudías en la América española son dignas de un recuento serio que puede hablar de un aspecto olvidado de la cultura americana, la de México o la del estado de Jalisco y su capital, Guadalajara.
   
La peste medieval provocó la persecución y la destrucción de las "aljamas" ghettos de la época donde vivían los judíos practicantes protegidos por algunos monarcas.  Las ordenanzas de conversión o expulsión de 1391 en la península Ibérica dieron como resultado que los judíos conversos aventajaran las posiciones sociales que el resto de los cristianos no podían alcanzar.  En menos de un siglo muchas de las familias conversas habían accedido a la nobleza concentrando no solo el dinero y la táctica sino también el poder.  Las relaciones no solo se dieron con la nobleza sino con todos los estratos sociales de la época.  Los conversos no tardaron en ser el blanco de los diretes del resto de los cristianos.  Si bien muchos judíos se convirtieron por conveniencia y siguieron practicando su judaísmo en lo íntimo de su familia, parentela y amistad, también hubo quienes se convirtieron de corazón.


El resentimiento del resto de la cristiandad ibérica no se hizo esperar.  Las encendidas prédicas de san Vicente Ferrer provocaron la persecución y matanza de alrededor de 4 mil judíos aún de los conversos al catolicismo. Las mismas coronas parecieron tambalearse ante esa realidad.  El pueblo comenzó a separar a los cristianos "viejos" para referirse a los que no habían sido judíos ni árabes de los cristianos "nuevos" que se habían convertido principalmente del judaísmo.  El pueblo llamaba a los cristianos viejos "lindos" y a los cristianos recién bautizados "tornadizos" o "marranos" como forma de ofensa.  La catolicidad ibérica perseguía a los judíos mientras cada domingo se ponía de rodillas ante un judío crucificado.  Los católicos ibéricos mataban y violaban mujeres judías mientras rogaban a una mujer judía, la Virgen María, que los protegiera de todo mal.  Se iniciaba el largo camino de una relación de amor y desamor tejida entre dos comunidades surgidas de una misma fuente originaria.

BIBLIOGRAFÍA

Beinart, Haim, Los conversos ante el tribunal de la Inquisición,Ripiedras ediciones, Barcelona, 1990
Bokser Liwerant, Judit, Encuentro y alteridad: vida y cultura judía en América latina
Wachtel Natham, La fe del recuerdo, FCE, México 2010




Portada de una Sidur (ritual) de Haggadá (cena litúrgica de pésaj).  C. s. XIII con las insignias de la Corona de Aragón al pie.